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Queretanas destacadas a lo largo de la historia

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El Día Internacional de la Mujer es una fecha que se conmemora cada 8 de marzo y nos ayuda a recordar en el mundo la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos, el cual se hizo oficial en 1975 por las Naciones Unidas. En el marco de esta conmemoración hoy quiero compartir el legado que nos dejaron algunas queretanas destacadas a lo largo de la historia.

Josefa Ortiz de Domínguez, es imposible dejar afuera a este personaje histórico que no sólo es relevante para el estado, sino para todo el país. La Corregidora es considerada el ícono feminista, junto a otras mujeres, de la lucha de independencia.

Leonarda Martínez, aunque existen diversos mitos alrededor de este personaje, lo confirmado por diversos historiadores y escritores es que Leonarda fue justiciera social en favor de los pobres del estado de Querétaro. Se le considera la “Robin Hood” mexicana, ya que después de la muerte de su esposo a causa de Benito Juárez, la mujer se dedicó a robar a los ricos para entregarlos a los pobres del municipio de El Marqués.  Sin duda un ícono para las queretanas de la zona.

Josefa Vergara y Hernández, es una figura importantísima para la sociedad queretana, ya que al comprender el sufrimiento de las clases más desposeídas, buscó la manera de aliviarlo y también de proporcionar a los menos afortunados las herramientas para que salieran adelante. Sintió gran empatía con los infantes desvalidos. Adoptó varios niños huérfanos. Deseaba que cada niño tuviera una buena preparación, pues comprendió que la educación es un requisito para la superación personal y del pueblo, por lo que creó escuelas y mandó vigilar a los maestros. Otro aspecto al que contribuyó fue al del mejoramiento urbano, pues se preocupó de dotar a la ciudad de vigilancia nocturna y alumbrado público.  La importancia de doña Josefa radica, no solo en su generosidad, sino también en su legado que aún continúa y permanece vivo hasta nuestros días.

Cayetana Grageda en su afán por hacerse de herramientas que le permitieran alcanzar un nivel de vida decoroso, asistía a un curso teórico-práctico de obstetricia.  Una vez que finalizó el curso y las prácticas correspondientes en el Hospital Civil de Santa Rosa, donde demostró sus aptitudes para la cirugía, además de esmero y delicadeza en su trato hacia los enfermos. El 19 de enero de 1872, en la Escuela Nacional de Medicina, presentó su examen profesional para obtener el título de profesora de obstetricia, el cual le permitiría ejercer su profesión en toda la República, y fue aprobada por mayoría de votos. De vuelta a Querétaro, caritativa por excelencia, se dedicó a atender gratuitamente a las enfermas pobres, a quienes además a menudo proporcionaba vestido, medicinas y alimentos.

Juana de Chávez y Lizardi, es considerada empresaria queretana del siglo XVIII.  Además de su faceta de esposa y madre, destacó por ser propietaria de dos obrajes y una tenería en la ciudad de Querétaro, durante la segunda mitad del siglo XVIII.

Una vez que enviudó, quedó al frente de todos los bienes de su difunto esposo, quien la nombró en su testamento como primera albacea. Para entonces con poco más de sesenta años y precisamente en esa etapa de su vida empezó a hacerse presente en las reuniones del gremio de la obrajería, corporación integrada única y exclusivamente por los dueños o arrendatarios de obrajes. Allí participó y votó en la elección de diputados para la representación de diputado del citado gremio.

Sara Pérez Romero, en 1903 contrajo nupcias con Francisco I. Madero. Él fue detenido en 1910, pues los seguidores de Díaz lo consideraban una fuerte amenaza. Durante la prisión de su esposo, doña Sara se negó a abandonarlo y retirarse a la seguridad del domicilio familiar, como era la costumbre de la época. Cuando Madero triunfó, Porfirio Díaz renunció a la Presidencia de la República y abandonó México en mayo de 1911. Doña Sara, ya como la primera dama del país, siguió colaborando con la causa democrática y participó en la organización de varias instituciones femeninas, como Las Hijas de Cuauhtémoc, y de solidaridad, como la Cruz Blanca Neutral por la Humanidad, que está todavía vigente en la Ciudad de México.

Tuvo una vida llena de privilegios, lo cual era suficiente para hacer de ella una mujer frívola y despreocupada; pero, por el contrario, tuvo una personalidad generosa, altruista, osada, valiente, madura e inteligente. No se escondió cuando su vida corrió peligro, ni intentó obtener beneficios con su viudez.

Ana Luisa Peluffo. Nació en 1929 y fue una actriz muy conocida por ser la primera mujer en salir desnuda en una película mexicana. Aunque hoy en día se ha alejado de los reflectores, el hecho de haber grabado esta escena dio pie a que más producciones cinematográficas en el país usarán la sexualidad de una mujer como una manera artística de retratar diversos aspectos del país.

Dolores Cabrera Muñoz, en el 2000, la Universidad Autónoma de Querétaro hacía historia al poner a la primera mujer como rectora de esta institución educativa. Su paso por la UAQ fue un paso importante para que más mujeres presidieran puestos de poder en distintas entidades de gobierno.

 

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#ElDragónDeMondragón ¡San Juan del Bache!

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Estimado lector, si usted me lo permite, hablaremos de uno de los municipios más importantes del Estado de Querétaro, San Juan del Río, lugar donde nació mi bella madre… Aquí, en San Juan, se han protagonizado los cambios más «importantes» de nuestra región… Mejor dicho, las concertacesiones de Querétaro se dieron digan lo que digan, en mi amado San Juan del Río, y espero no molestar a nadie, pero… si no me creen, pregúntenle a Manuel Meza Vargas, hoy Licenciado en Derecho o también le puede preguntar al Dr. Víctor Rojas Zetina, afectados por las negociaciones bajo la mesa y en lo obscurito… Muchos se llenan la boca con flores de cempasúchil llamándolo «MI QUERIDO SAN JUAN», y lo expreso con esa flor característica del Día de Muertos, en virtud de que sepultaron las ilusiones de muchos y les pusieron una lápida, en donde solo hoy existen sepulcros blanqueados, quedando la podredumbre política enterrada para siempre de ese momento…

Afortunadamente, los afectados siguen vivitos y coleando como grandes líderes y personas que son, cada uno ejerciendo su profesión…
Pero la meritita neta, como dicen en mi rancho, San Juan es un laboratorio político electoral en donde, si alguien gana y no conviene a los intereses del que está en ese momento en el poder, se lo quitan sin ningún miramiento a cualquiera y venden al mejor postor esa posición política para hacer de las suyas, recuerde, amigo mío, que todo aquel que quiera ser gobernador tiene que venir a tierra de palomas… Hoy, San Juan está sumamente descuidado, se encuentra ¡mi querido San Juan! en el abandono, pero eso sí, con mucha información que defiende lo contrario y aplauden al nuevo rey como bufones en su castillo… Existen baches de todos los tamaños, cráteres lunares con pavimentación “al ahí se va”, falta muchísimo compromiso, pero eso sí, el que gobierna San Juan promete componer las cosas siempre y cuando tenga más presupuesto o recurso, porque ya se le acabó…
Entonces, ¿qué han hecho con el presupuesto que tenían? A poco ya se lo acabaron, si las carpetas asfálticas la mayoría son muy delgadas y pobres en su calidad, las cuales tienen poco tiempo de durabilidad, y eso no lo digo yo, lo dicen expertos, ingenieros de obra civil o carreteras y constructores… Pero ellos, quienes gobiernan, se defienden como gatos panza arriba con patadas, arañazos y mordidas, expresando lo contrario, y que los que hablan mal de ellos no saben de administrar un municipio y que son seguramente los no beneficiados por los jugosos contratos… Por tal razón, ya muchos llaman a nuestro municipio ¡San Juan del Bache! y de verdad estamos en un gran bache político, por aquellos que nos mienten y gastan como si fuéramos una ciudad de primer nivel de Europa…
Por ahí dicen y presumen con un eslogan «Defendamos San Juan» y ese mensaje que han dado nuestras flamantes autoridades me queda ¡CÓMO ANILLO AL DEDO!… Ya que, si lo aplicamos, como decía mi abuelita, a la perversión política, efectivamente lo debemos defender de esos servidores públicos vividores del erario y que no dan brinco sin huarache… Ya que muchos de ellos andan en caballo de hacienda, presumiendo poder económico, abundancia personal y soberbia marcada, e incluso comprando las voluntades de muchos, YA QUE PARA ESO SOBRA RECURSO… Ese es nuestro actual San Juan del Río, el San Juan que, gracias a las benditas lluvias, deja al descubierto la opacidad, corrupción y mal manejo de nuestros recursos públicos. En donde los enanos han crecido en este circo político, dando más circo, maroma y teatro… Dicen por ahí: «Abarca abierta, ganancia de pescadores», y cuando no existen cuentas claras, cualquiera manosea el tesoro municipal, tomando lo que «según» merece, y «hasta el más santo peca».
Por eso, mi estimado lector, lo invito a que ¡Defendamos San Juan! Pero, de esos que le han hecho tanto daño y siguen mamando del erario público… Recuerde que, EN TIERRA DE CIEGOS, EL TUERTO ES REY… El cambio viene en 2027, y usted, como yo, debemos de pensar por quiénes votar… ¿No cree usted, amigo lector? Este es el verdadero reto que nos deja el legado de Bien Común que debe prevalecer en San Juan del Río, más allá de los intereses personales…

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Otro programa para limpiar el Río San Juan

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Por: «El palomo de la 57»

Este martes el alcalde Roberto Cabrera encabezó un programa más para la limpieza del Río San Juan.

 

 

Si bien es cierto, la limpieza del Río San Juan debe ser imperativo para evitar tragedias como la ocurrida en 2021 en La Rueda, pero no debe quedar ahí.

 

 

El Río San Juan representa un importante atractivo turístico en la región. Cuentan los sanjuenenses de antaño que era muy limpio, con agua transparente en la que incluso los fines de semana se podía ir a nadar y disfrutar con la familia.

 

 

El día de hoy está convertido en un estanque de aguas sucias que podrían generar un foco de infección e incluso se han reportado asaltos en el camino que conduce del Paso de los Guzmán al Puente de la Historia.

 

Existen iniciativas como la impulsada por el ingeniero Leopoldo Peralta para rehabilitar e impulsar proyectos que llevarían a nuestra ciudad a otro nivel. No sólo contempla la limpieza y cuidado del Río, sino un proyecto turístico que ha catapultado economías que venían de crisis, en el caso de Monterrey de inseguridad, y de San Antonio, Texas, donde vieron una oportunidad y hoy en día tienen uno de los recorridos hídricos más bonitos del mundo.
De muy buena fuente les puedo decir que el proyecto del ingeniero ha estado en el escritorio de altos funcionarios, tanto a nivel nacional como estatal.
Ojalá el programa presentado por el alcalde Roberto Cabrera este martes no sea uno más y los sanjuanenses podamos ver resultados y no sólo propaganda.

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El rito a la muerte de los antiguos mexicanos, por Heidy Wagner Laclette

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En ocasiones nos preguntamos qué fue primero ¿el rito o el mito?, para ubicarnos mejor en esta concepción; en la memoria colectiva se tiene la creencia en fenómenos inexplicables asociados a la naturaleza o que no tienen una explicación lógica; así surgen las leyendas y los mitos; del arraigo de estas creencias surgen los ritos, que se convierten en tradiciones que pasan de generación en generación.

Para los antiguos mexicanos, muchos años antes de la conquista, existían mitos que se convirtieron en ritos en torno a la muerte. Se creía que el que fallecía viajaba al Mictlán o lugar de los Muertos donde viviría eternamente. El miedo a perecer no sólo no era común, sino que se creía que era una virtud; las personas que fallecían se transformaban automáticamente en dioses y el fenecer representaba vivir eternamente; aunque no por este hecho todos pensaban en dejar de existir.

Grupos de guerreros, por ejemplo; consideraban morir en batalla como parte de un sacrificio a los dioses, siendo esta acción privilegio y cualidad de unos cuantos, lo cual podría significar también, alguna forma de manejo ideológico y ejercicios de poder, dentro de un grupo social.

Hoy en día podemos conocer la manifestación del culto a la muerte en las civilizaciones prehispánicas (como Miccahuitl); por medio de esculturas, pinturas, códices y leyendas, de los cuales se deduce que dicho culto, más que un ciclo era concebido como un proceso ritual basado en mitos dualistas como la lucha entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, el día y la noche, el frío y el calor; aquí cabe mencionar esta leyenda: Fray Bernardino de Sahagún (La Historia General de la Nueva España), describe a Tezcatlipoca como el dios de la fatalidad considerándolo una de las deidades más extrañas y enigmáticas que, como ninguna otra de las creaciones míticas de los mexicanos, parece sentir y pensar, convirtiéndose en un malvado profesional al participar en actos negativos como discordias, enemistades, condicionando guerras y fatalidades.

 Es un dios representado por un jaguar, que; como fiera y para poder asaltar al hombre de noche, devora al sol, es el que priva al mundo de luz y calor, es el que lo sabe todo. Es también Yoalli Ehecatl (Viento Helado) ‘Sombra Gris’, su nombre significa ‘Espejo que humea’, ya que donde debería estar el pie que le falta lleva aquel funesto espejo, con el que ve todo lo que sucede en la Tierra.

En la antigüedad se le temía más a Tezcatlipoca como dios de la fatalidad y la maldad que a la propia muerte. Dentro de las creencias del México antiguo en torno a la vida eterna y la estratificación después de morir; se puede decir que de todas las culturas, la mexica, por su origen de pueblo guerrero; estaba ligada íntimamente al acto de morir.

Los aztecas o mexicas consideraban que el universo estaba integrado por dos planos, uno vertical y otro horizontal, en el punto donde se cruzaban estaba el centro u ‘ombligo’ del mundo y es ahí donde se encuentra localizado el Templo Mayor de los aztecas (en el Zócalo de la ciudad de México). Por eso este lugar se considera sagrado; el mexica es el pueblo elegido, es el centro del universo; consideraban arriba como el nivel celeste y abajo el inframundo. En el primero hay trece cielos; empezando en donde están la luna y las nubes; en el segundo las estrellas, el tercero es el camino que sigue el sol diariamente; en el cuarto está Venus; por el quinto pasan los cometas; los siguientes tres se representan con colores; en el octavo se forman las tempestades; a partir del noveno se encuentran los dioses.

El nivel inferior o inframundo, tiene nueve pasos antes de llegar al Mictlán (Mundo de los Muertos). Dentro de las costumbres funerarias de los aztecas; al morir una persona se le doblaban las piernas en actitud de estar sentado, amarraban sus brazos y piernas firmemente al cuerpo, para depositarlos después en un lienzo acabado de tejer, al cadáver le colocaban una piedra verde en la boca que simbolizaba el corazón del difunto, mismo que tendría que ser entregado a los dioses durante su camino al Mictlán, a continuación cosían el lienzo con el cadáver dentro y ataban a él un petate. Consideraban que después de transcurrir cuatro años de fallecer, el muerto llegaba a su destino final, ocupando su lugar en el noveno inframundo donde reposará eternamente.

Entre los nahuas de la sierra norte de Puebla, realizan varios procedimientos rituales al morir una persona que permiten lidiar con la mortandad y la muerte. En principio, al muerto se le baña, viste, y sepulta; en ese proceso intervienen un número considerable de personas; así que, todo aquel que estuvo en contacto con él, debe ser “limpiado”. La teoría nahua considera que los difuntos desprenden mihkayotl -es decir, mortandad- que impregna todo lo vivo y lo marchita. Para lidiar con este efluvio nefasto se realiza el ritual de nawi tonale, destinado principalmente a enfriar y barrer a las personas y objetos que estuvieron en contacto con el muerto. De lo contrario, marchitarán la vida vegetal y animal.

La comida es otro elemento vital en la relación entre vivos y muertos en la tradición nahua. Desde el primer día que el difunto está tendido, aún en su domicilio, se coloca un plato de comida a lado de su féretro. Así será en lo subsecuente hasta que se le lleve a sepultar. El día de la sepultura se colocará nuevamente comida encima de su tumba. De hecho, siempre que se establece una relación “delicada” la comida está presente; las divinidades son convencidas mediante alimentos: ellas mismas solicitan ciertos platillos o bebidas, además de ceras y flores, sobre todo en ciertos contextos de enfermedad.

Es decir, la dotación de alimentos, flores y ceras están presentes y, por lo general, median las relaciones que establecen humanos y no-humanos, los nahuas y los no nahuas. Del mismo modo, el día del entierro se lleva comida a la sepultura y se coloca un plato de comida en el sitio donde estuvo tendido el difunto. Además, en su ataúd, el muerto lleva consigo 7 tortillas miniaturizadas de maíz y 7 tortillitas de ceniza, un guaje con agua y tapado con zacate. Todo este alimento es su itacate para el viaje.

Se lleva consigo, además, costales con su ropa y, en caso de ser varón, lleva en miniatura un arado y un machete de madera para trabajar en el otro mundo. Las mujeres, por su parte, llevan un telar de cintura miniatura, además de dos pequeñas ollas de barro con ceniza del fogón y de temazcal, todo ello para refundar su hogar en okse Tlaltikpak.

Los niños y los no casados, además de los chamanes, tienen un destino post mortem distinto. En el primer caso, dado que no son personas “completas”, su destino no es el Miktlan. En el caso de los chamanes, al morir se suman a las divinidades pluviales.

De tal manera que la concepción que tenían los antiguos mexicanos de la muerte era diversa; ellos pensaban que al morir existía una metamorfosis o transformación, primero se convertían en sol, después en ave (generalmente en colibrí) y posteriormente llegaban al paraíso de Tláloc o Tlalocan. Esto dependía del género de muerte en que se abandonara la vida, los que morían sacrificados o en combate se convertían en compañeros del Sol, al igual que las mujeres que morían durante el parto y los que morían ahogados o de enfermedades hídricas (ocasionadas por el agua) iban a Tlalocan (lugar de Tláloc, dios del agua).

Cabe mencionar que en la época prehispánica no se tenían los conceptos de cielo e infierno; en otras culturas como la de los mayas del sureste de México, los señores escogían plataformas de sus templos para el reposo eterno, estas circundaban las tumbas de los gobernantes como muestra de honor y respeto, el cadáver se colocaba sentado en un ataúd de madera acompañado de ofrendas de cerámica y otros utensilios y bienes.

Como parte de esta ceremonia luctuosa, se sacrificaban de uno a tres individuos, generalmente niños y adolescentes que acompañarían en su ‘viaje’ al muerto. El difunto principal era rodeado por hermosos vasos funerarios, metales, bebidas y alimentos, así como los enseres para su preparación. El cadáver se adornaba con perlas, jade, garras de jaguar, incensarios de barro, algunos con adornos alusivos a la muerte así como tejidos finamente trabajados.

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