Opinión
649 años del nacimiento de las elecciones, por Heidy Wagner
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11 meses tieneon
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LA ELECCIÓN DEL TLATOANI EN 1375:
El rey Azteca era llamado Tlatoqui o Tlatoani (el orador). También se le designaba como Huaytlatoani o Tecpalcantecutli. Los Reyes de México, Texcoco y Tacuba formaban la Triple Alianza y eran nombrados por elección indirecta.
El sucesor debía pertenecer a la familia reinante por lo que los 11 Tlatoanis, desde Acamapichtli hasta Cuauhtémoc formaron parte de una monarquía unidinástica de origen divino al estar emparentados con Huitzilopochtli.
Debía cumplir con algunas cualidades o requisitos: Pertenecer a la casa real; ser varón; valiente y temperante; tener al menos 30 años de edad (si tenía una edad menor, se le nombraba un regente); también se elegían 4 consejeros que lo ayudarían en asuntos de gobierno; y junto al rey funcionaba una curia regis compuesta de 12 nombres.
Acamapichtli (Puñado de Cañas) marcó el inicio de una era como el primer tlatoani de los Mexicas, estableciendo las bases de lo que más tarde se conocería como el gran Imperio Azteca. Elegido en el año de 1375 hace 649 años, no sólo fue pionero en el linaje de gobernantes que forjarían una de las civilizaciones más poderosas de Mesoamérica, sino que también fue el arquitecto de estructuras políticas y sociales que perdurarían por siglos. Su ascenso al poder simboliza la consolidación de los Mexicas en la cuenca del Valle de México y su transición de un pueblo nómada a una sociedad sedentaria y dominante, su mandato culminó en el año 1395.
- ELECCIÓN DE LOS CALPULLEQUES
Los Calpullis eran barrios de gente conocida y linaje antiguo. Eran una unidad política, administrativa, económica, social, religiosa, militar, fiscal y cultural. En un principio había 4 Calpullis y llegaron a 20. La elección la realizaba un Consejo de Ancianos o “Tatas” y recaía en una persona de respeto y edad, cuyas funciones eran administrar cuidadosamente el barrio y distribuir las tierras.
- ÉPOCA DE LA NUEVA ESPAÑA
A la llegada de Hernán Cortés que venía huyendo de las amenazas del Gobernador Diego Velázquez al ser acusado como reo de alta traición a la corona, funda la Villa Rica de la Veracruz el 22 de abril de 1519 hace 505 años, con el objeto de establecer un Ayuntamiento para ostentar un título legal para la conquista sobre el Pueblo Azteca. El Ayuntamiento Indiano era considerado como un municipio, consejo, regimiento o cabildo.
Los vecinos se reunían a la salida de la misa mayor de los domingos para tratar asuntos comunitarios de interés general. A estas asambleas democráticas se les llamaba “Ante Iglesias” y contaban con la participación de hombres y mujeres, en donde se trataban temas como el uso de las tierras y aguas, el funcionamiento de mercados y mejoramiento de caminos.
Este modelo evolucionó hacia el nombramiento de delegados o representantes que constituyeron el Cabildo con regidores nombrados popularmente y logrando tener un gran poder, por lo que los Reyes Castellanos los intervinieron nombrando Regidores Reales Perpetuos, cuyos cargos eran vendidos al mejor postor e incluso transferible. Los cabildos tenían una duración de un año, renovándose cada 1 de enero.
Para evitar el nepotismo, se prohibió heredar los cargos de padres a hijos, hermanos, suegros, yernos o cuñados.
Se podía ocupar nuevamente el cargo pasados 3 años.
Las elecciones debían ser libres, sin la intervención del Virrey, el Gobernador o el Regidor.
Al paso de los años la elección se realizaba con 1 voto por los encomenderos y 1 voto por los moradores del lugar.
- ELECCIONES DEL CONGRESO CONSTITUYENTE 1822
Las elecciones constituyentes de México de 1822 se llevaron a cabo en febrero de 1822. Fueron las primeras elecciones en el país en el que se eligió al Congreso de la Unión. En ellas se eligieron los siguientes cargos de elección directa: 162 diputados federales. Miembros de la cámara del I Congreso Constituyente, por elección directa limitada a los varones, jefes de familia o propietarios
- ELECCIONES FEDERALES DE MÉXICO DE 1824
Las primeras elecciones federales de México de 1824 se llevaron a cabo en agosto de 1824 hace casi 200 años. Fueron las primeras elecciones en el país en el que se eligió a su nuevo gobernante mexicano.
En ellas se eligieron los siguientes cargos de elección indirecta: Presidente de la República. Jefe de Estado y de Gobierno, electo por un periodo de cuatro años (1825-1829), sin posibilidad de reelección inmediata, del cual tomaría posesión el 1 de abril de 1825. El candidato electo fue Guadalupe Victoria.
Vicepresidente de la República. Substituto constitucional del presidente, electo para el mismo periodo como el segundo candidato más votado para el cargo de presidente. El candidato electo fue Nicolás Bravo.
38 senadores. Miembros de la cámara alta del Congreso General, dos electos por mayoría absoluta por los congresos locales de cada estado para un periodo, por única ocasión, de cuatro años que conformó a partir del 1 de enero de 1825 el I Congreso Constitucional.
No obstante, el Congreso Constituyente cambió la fecha de posesión al 10 de octubre de 1824 por el fin del gobierno provisional.
- CONSTITUCIÓN DE 1857
En esta Nueva Constitución se reflejan cambios en el panorama electoral, estableciéndose:
El derecho de petición y asociación política.
El derecho a votar y ser votado a cargos de elección popular.
La calidad de ciudadano se obtenía al cumplir los 18 años, pero se debía ser mexicano y tener 25 años al menos para ejercer un cargo de elección y nos ser eclesiástico.
Desaparece la Cámara de Senadores y la figura de vicepresidente.
Se considera el sufragio universal e igualitario, pero dejando de lado a las mujeres, prohibiéndose su voto.
- EL VOTO FEMENINO
En México los primeros antecedentes exitosos del voto datan de 1923 en Yucatán, aunque hubo peticiones desde 1916. Yucatán reconoció el voto tanto municipal como estatal en 1923, con tres mujeres electas para diputadas al congreso estatal: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche Barrera; además Rosa Torre fue electa para regidora en el ayuntamiento de Mérida. Sin embargo, cuando el gobernador Felipe Carrillo Puerto murió asesinado en 1924, las cuatro tuvieron que dejar sus puestos.
En San Luis Potosí, las mujeres obtuvieron el derecho a participar en las elecciones municipales en 1924 y en las estatales en 1925 pero este derecho se perdió al año siguiente. En Chiapas, se reconoció el derecho a votar a las mujeres en 1925.
En 1937 Lázaro Cárdenas envió una iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución, que permitiría votar a las mujeres. La iniciativa fue aprobada por ambas cámaras y por las legislaturas de los estados, sólo faltaba el cómputo y la declaratoria para su vigencia. Esta parte nunca se concluyó porque dentro del Partido Nacional Revolucionario, antecedente directo del PRI, se argumentó que el voto de las mujeres “podría verse influenciado por los curas”.
Diez años después, el 17 de febrero de 1947 durante la presidencia de Miguel Alemán se publicó en el Diario Oficial la reforma al artículo 115 de la Constitución que concedía a las mujeres el derecho de votar pero sólo en las elecciones municipales. Esta medida se consideró como un gran avance ya que les daba un lugar a las mujeres en la vida política del país aunque fuera uno muy restringido. En una de las primeras jornadas electorales en Chiapas a finales de ese mismo año, la mujer mexicana finalmente ejerció éste derecho.
El 4 de diciembre de 1952 –tres días después de la toma de posesión de Adolfo Ruiz Cortines, se solicitó concluir el trámite de la iniciativa presentada por Cárdenas en 1937. Pero el 9 de diciembre, el mismo presidente presentó su propia iniciativa de ley; y desde 1954 la mujer obtuvo el derecho a votar en todas las elecciones.
El 3 de julio de 1955 fue la primera vez que la mujer mexicana emite su voto en unas elecciones federales a fin de integrar la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión.
En cuanto a las elecciones podemos recordar la participación de Autoridades electorales en el México insurgente e independiente (1812 – 1856); Autoridades electorales en la República liberal (1857- 1916); Autoridades electorales después de la revolución mexicana (1917- 1945); Autoridades electorales durante la federalización de la organización electoral (1946 – 1989); Autoridades electorales como organismos autónomos (1990 –1995) y Autoridades electorales a partir de 1996 hasta 2024.
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Opinión
Otro programa para limpiar el Río San Juan
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2 meses tieneon
18 febrero, 2025Por
Staff
Por: «El palomo de la 57»
Este martes el alcalde Roberto Cabrera encabezó un programa más para la limpieza del Río San Juan.
Si bien es cierto, la limpieza del Río San Juan debe ser imperativo para evitar tragedias como la ocurrida en 2021 en La Rueda, pero no debe quedar ahí.
El Río San Juan representa un importante atractivo turístico en la región. Cuentan los sanjuenenses de antaño que era muy limpio, con agua transparente en la que incluso los fines de semana se podía ir a nadar y disfrutar con la familia.
El día de hoy está convertido en un estanque de aguas sucias que podrían generar un foco de infección e incluso se han reportado asaltos en el camino que conduce del Paso de los Guzmán al Puente de la Historia.
Opinión
El rito a la muerte de los antiguos mexicanos, por Heidy Wagner Laclette
Publicado
6 meses tieneon
21 octubre, 2024Por
REDACCION
En ocasiones nos preguntamos qué fue primero ¿el rito o el mito?, para ubicarnos mejor en esta concepción; en la memoria colectiva se tiene la creencia en fenómenos inexplicables asociados a la naturaleza o que no tienen una explicación lógica; así surgen las leyendas y los mitos; del arraigo de estas creencias surgen los ritos, que se convierten en tradiciones que pasan de generación en generación.
Para los antiguos mexicanos, muchos años antes de la conquista, existían mitos que se convirtieron en ritos en torno a la muerte. Se creía que el que fallecía viajaba al Mictlán o lugar de los Muertos donde viviría eternamente. El miedo a perecer no sólo no era común, sino que se creía que era una virtud; las personas que fallecían se transformaban automáticamente en dioses y el fenecer representaba vivir eternamente; aunque no por este hecho todos pensaban en dejar de existir.
Grupos de guerreros, por ejemplo; consideraban morir en batalla como parte de un sacrificio a los dioses, siendo esta acción privilegio y cualidad de unos cuantos, lo cual podría significar también, alguna forma de manejo ideológico y ejercicios de poder, dentro de un grupo social.
Hoy en día podemos conocer la manifestación del culto a la muerte en las civilizaciones prehispánicas (como Miccahuitl); por medio de esculturas, pinturas, códices y leyendas, de los cuales se deduce que dicho culto, más que un ciclo era concebido como un proceso ritual basado en mitos dualistas como la lucha entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, el día y la noche, el frío y el calor; aquí cabe mencionar esta leyenda: Fray Bernardino de Sahagún (La Historia General de la Nueva España), describe a Tezcatlipoca como el dios de la fatalidad considerándolo una de las deidades más extrañas y enigmáticas que, como ninguna otra de las creaciones míticas de los mexicanos, parece sentir y pensar, convirtiéndose en un malvado profesional al participar en actos negativos como discordias, enemistades, condicionando guerras y fatalidades.
Es un dios representado por un jaguar, que; como fiera y para poder asaltar al hombre de noche, devora al sol, es el que priva al mundo de luz y calor, es el que lo sabe todo. Es también Yoalli Ehecatl (Viento Helado) ‘Sombra Gris’, su nombre significa ‘Espejo que humea’, ya que donde debería estar el pie que le falta lleva aquel funesto espejo, con el que ve todo lo que sucede en la Tierra.
En la antigüedad se le temía más a Tezcatlipoca como dios de la fatalidad y la maldad que a la propia muerte. Dentro de las creencias del México antiguo en torno a la vida eterna y la estratificación después de morir; se puede decir que de todas las culturas, la mexica, por su origen de pueblo guerrero; estaba ligada íntimamente al acto de morir.
Los aztecas o mexicas consideraban que el universo estaba integrado por dos planos, uno vertical y otro horizontal, en el punto donde se cruzaban estaba el centro u ‘ombligo’ del mundo y es ahí donde se encuentra localizado el Templo Mayor de los aztecas (en el Zócalo de la ciudad de México). Por eso este lugar se considera sagrado; el mexica es el pueblo elegido, es el centro del universo; consideraban arriba como el nivel celeste y abajo el inframundo. En el primero hay trece cielos; empezando en donde están la luna y las nubes; en el segundo las estrellas, el tercero es el camino que sigue el sol diariamente; en el cuarto está Venus; por el quinto pasan los cometas; los siguientes tres se representan con colores; en el octavo se forman las tempestades; a partir del noveno se encuentran los dioses.
El nivel inferior o inframundo, tiene nueve pasos antes de llegar al Mictlán (Mundo de los Muertos). Dentro de las costumbres funerarias de los aztecas; al morir una persona se le doblaban las piernas en actitud de estar sentado, amarraban sus brazos y piernas firmemente al cuerpo, para depositarlos después en un lienzo acabado de tejer, al cadáver le colocaban una piedra verde en la boca que simbolizaba el corazón del difunto, mismo que tendría que ser entregado a los dioses durante su camino al Mictlán, a continuación cosían el lienzo con el cadáver dentro y ataban a él un petate. Consideraban que después de transcurrir cuatro años de fallecer, el muerto llegaba a su destino final, ocupando su lugar en el noveno inframundo donde reposará eternamente.
Entre los nahuas de la sierra norte de Puebla, realizan varios procedimientos rituales al morir una persona que permiten lidiar con la mortandad y la muerte. En principio, al muerto se le baña, viste, y sepulta; en ese proceso intervienen un número considerable de personas; así que, todo aquel que estuvo en contacto con él, debe ser “limpiado”. La teoría nahua considera que los difuntos desprenden mihkayotl -es decir, mortandad- que impregna todo lo vivo y lo marchita. Para lidiar con este efluvio nefasto se realiza el ritual de nawi tonale, destinado principalmente a enfriar y barrer a las personas y objetos que estuvieron en contacto con el muerto. De lo contrario, marchitarán la vida vegetal y animal.
La comida es otro elemento vital en la relación entre vivos y muertos en la tradición nahua. Desde el primer día que el difunto está tendido, aún en su domicilio, se coloca un plato de comida a lado de su féretro. Así será en lo subsecuente hasta que se le lleve a sepultar. El día de la sepultura se colocará nuevamente comida encima de su tumba. De hecho, siempre que se establece una relación “delicada” la comida está presente; las divinidades son convencidas mediante alimentos: ellas mismas solicitan ciertos platillos o bebidas, además de ceras y flores, sobre todo en ciertos contextos de enfermedad.
Es decir, la dotación de alimentos, flores y ceras están presentes y, por lo general, median las relaciones que establecen humanos y no-humanos, los nahuas y los no nahuas. Del mismo modo, el día del entierro se lleva comida a la sepultura y se coloca un plato de comida en el sitio donde estuvo tendido el difunto. Además, en su ataúd, el muerto lleva consigo 7 tortillas miniaturizadas de maíz y 7 tortillitas de ceniza, un guaje con agua y tapado con zacate. Todo este alimento es su itacate para el viaje.
Se lleva consigo, además, costales con su ropa y, en caso de ser varón, lleva en miniatura un arado y un machete de madera para trabajar en el otro mundo. Las mujeres, por su parte, llevan un telar de cintura miniatura, además de dos pequeñas ollas de barro con ceniza del fogón y de temazcal, todo ello para refundar su hogar en okse Tlaltikpak.
Los niños y los no casados, además de los chamanes, tienen un destino post mortem distinto. En el primer caso, dado que no son personas “completas”, su destino no es el Miktlan. En el caso de los chamanes, al morir se suman a las divinidades pluviales.
De tal manera que la concepción que tenían los antiguos mexicanos de la muerte era diversa; ellos pensaban que al morir existía una metamorfosis o transformación, primero se convertían en sol, después en ave (generalmente en colibrí) y posteriormente llegaban al paraíso de Tláloc o Tlalocan. Esto dependía del género de muerte en que se abandonara la vida, los que morían sacrificados o en combate se convertían en compañeros del Sol, al igual que las mujeres que morían durante el parto y los que morían ahogados o de enfermedades hídricas (ocasionadas por el agua) iban a Tlalocan (lugar de Tláloc, dios del agua).
Cabe mencionar que en la época prehispánica no se tenían los conceptos de cielo e infierno; en otras culturas como la de los mayas del sureste de México, los señores escogían plataformas de sus templos para el reposo eterno, estas circundaban las tumbas de los gobernantes como muestra de honor y respeto, el cadáver se colocaba sentado en un ataúd de madera acompañado de ofrendas de cerámica y otros utensilios y bienes.
Como parte de esta ceremonia luctuosa, se sacrificaban de uno a tres individuos, generalmente niños y adolescentes que acompañarían en su ‘viaje’ al muerto. El difunto principal era rodeado por hermosos vasos funerarios, metales, bebidas y alimentos, así como los enseres para su preparación. El cadáver se adornaba con perlas, jade, garras de jaguar, incensarios de barro, algunos con adornos alusivos a la muerte así como tejidos finamente trabajados.
Opinión
“Origen de las Calaveritas de Azúcar”, por Heidy Wagner Laclette
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7 meses tieneon
5 octubre, 2024Por
REDACCION
La tradición de pedir calaverita en México se originó en la época colonial y tiene su origen en la herencia del Día de Muertos prehispánico, el día de Todos los Santos cristiano, y las largas jornadas laborales.
Una leyenda cuenta que la tradición se originó cuando un niño macehual (Los macehuales eran una clase social en la sociedad azteca que se encontraba por encima de los esclavos, pero por debajo de los nobles. Se dedicaban principalmente a la agricultura y la producción artesanal, eintercambiaban sus productos en el comercio local o regional), este niño no tenía dinero para poner la ofrenda a sus muertos y decidió pintarse la cara para que le dieran comida, pan y fruta.
Las calaveritas de azúcar, por su parte, tienen su origen en el «tzompantli», altar utilizado en la antigüedad en el que se colocaban cráneos como recuerdo de los seres queridos que fallecían.
Ahora bien, el arte del azúcar llegó al Nuevo Mundo de la mano de los misioneros italianos en el siglo XVII . La primera mención del arte del azúcar en la Iglesia se remonta a Palermo, en la época de Pascua, cuando se hacían pequeños corderos y ángeles de azúcar para adornar los altares laterales de la Iglesia Católica.
México, un país con una producción azucarera abundante y demasiado pobre para comprar elegantes decoraciones para iglesias importadas de Europa, aprendió rápidamente de los frailes a hacer arte en azúcar para sus festividades religiosas. Las figuras de azúcar moldeadas en arcilla de ángeles, ovejas y calaveras de azúcar se remontan al período colonial del siglo XVIII.
Las calaveras de azúcar representaban un alma difunta, tenían el nombre escrito en la frente y se colocaban en la ofrenda o lápida del hogar para honrar el regreso de un espíritu en particular. El arte con calaveras de azúcar refleja el estilo de arte popular de grandes sonrisas felices, glaseado colorido y adornos brillantes de hojalata. Las calaveras de azúcar requieren mucha mano de obra y se fabrican en lotes muy pequeños en las casas de los fabricantes de calaveras de azúcar. Estos maravillosos artesanos están desapareciendo a medida que las calaveras de caramelo fabricadas e importadas ocupan su lugar.
Una de las técnicas que introdujeron los españoles en México, fue el alfeñique, la cual a su vez tiene su origen en la cultura árabe. Así, el alfeñique utiliza azúcar, agua caliente, clara de huevo y limón para crear una masa moldeadora parecida al caramelo llamada “chautle” y así, realizar diferentes figuras, como las famosas calaveritas de dulce para el Día de Muertos.
Aunque su elaboración es delicada, con el alfeñique es posible hacer no solo calaveritas, sino también ataúdes, tumbas, mariachis, cocineras, calacas y catrinas, las cuales suelen colocarse en las ofrendas. Actualmente, el alfeñique es una técnica reconocida que incluso tiene festivales en estados como Puebla, Guanajuato, Estado de México, Michoacán y Oaxaca, donde se puede apreciar cómo los artesanos trabajan esta técnica con distintos moldes.
El proceso para elaborar calaveritas con la técnica de alfeñique se denomina “vaciado”, en la cual el azúcar se disuelve en agua y se deja hervir por una media hora hasta que espese, agregándole un poco de limón. Una vez que la mezcla está espesa, los artesanos baten rápidamente para que esta logre cristalizar y pueda ser vaciada en moldes generalmente de barro, aunque también se usan de madera y bronce.
Cuando el azúcar empieza a cuajar, el molde se voltea rápidamente para que un poco de la miel interior escurra y las calaveras queden huecas. Por último, las calaveras se sacan del molde ya secas y se decoran con “betún”, hecho con clara de huevo, azúcar glass y colorantes.


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